Con los dientes apretados
Sportivo derrotó a Defensores de Belgrano de Villa Ramallo por 1 a 0. Lo hizo sin jugar el fútbol que otras veces desplegó en el Boero. Todos los hombres de camiseta verde debieron trabajar a destajo para sacar adelante un partido “chivo”, frente a un rival de jerarquía. Había que ganar y el objetivo se consiguió. Así, llega con chances de clasificación a la última fecha donde jugará su destino en Misiones.
El triunfo "verde" fue fruto del esfuerzo y el sudor. El talento, a cuentagotas. Se puso en ventaja muy rápidamente y luego apretó los dientes y mordió en cada metro del terreno tratando así de emparejar la supremacía futbolística que evidenció, en algunos pasajes, el conjunto bonaerense.
El partido comenzó a puro vértigo. En la primera jugada, Castro estuvo a punto de convertir para la visita luego de una desatención en la zaga de Sportivo. Pero, inmediatamente, en el arco de enfrente, Ponce marcó la diferencia al corregir en el segundo palo un remate de Capellino que había sido abastecido en gran forma por Francia.
El frenético ritmo de los primeros 15' pareció marcar el tono de la contienda. Los dos jugaron mirando el arco rival, con argumentos similares, poca pausa en el medio, apostando siempre a las raudas carreras de los más veloces. Así, la sociedad Chaves - Capellino se erigió en la mejor arma del "verde". Además del gol, por la derecha llegaron las mejores ocasiones, casi todas con centros medidos que Aróstegui estuvo a punto de conectar en un par de ocasiones.
La ventaja tempranera obligó a que el gasto lo hiciera Defensores de Belgrano. Apostó a la movilidad de Gálvaliz detrás de Pérez y Nievas Escobar, contó con la experiencia de Iuvalé para hacerse fuerte en el centro del campo y la rapidez de Torrent y Castro que complicó por momentos a Zbrun y Ponce. Tuvo mucho más tiempo la pelota, aunque con el correr de los minutos atenuó la cadencia del juego, con pases cortos horizontales que se diluían cuando la pelota llegaba al área de la ruta.
De todos modos, con el balón en posesión de su adversario, Sportivo debió luchar más que jugar. Pérez y Nievas Escobar se prodigaron para achicar espacios e impedir que la visita progrese en el campo. Capellino y Muller tuvieron que retroceder unos metros para acompañar en la contención y, entonces, Francia no encontró la posibilidad de utilizar su pegada para habilitar a los punteros, mientras Aróstegui quedó aislado por momentos. La ventaja mínima con la que se fue al vestuario fue mérito del oportunismo y de la prodigalidad con la que se debatieron las camisetas verdes ante un rival que no se amilanó y buscó siempre el arco de Cosentino.
El panorama fue el mismo tras la reanudación. Defensores se insinuó siempre frente al área local, pero llegó poco. Sportivo apostó a las corridas de Capellino casi como única alternativa. El trámite se deslució. No sólo porque los volantes granates ya no pesaron, sino también porque Sportivo apeló al recurso del pelotazo frontal. Las hoy tan mentadas segundas pelotas fueron casi todas para la visita, con lo que las chances de acercarse a Olivera casi se difuminaron. Un disparo de Ponce tapado por el arquero y un posterior derechazo de Capellino que se desvió en un defensor, fueron las únicas aproximaciones "verdes". Sportivo no pudo predominar, ni siquiera cuando la visita se quedó con uno menos por la expulsión de Moreno. Mientras, en el otro arco, Cosentino se exigió para desbaratar una apilada de Torrent.
Como se observa, hubo pocos momentos destacables en las áreas. Se luchó, se trabó, a veces con vehemencia. Apareció alguna pierna fuerte. Para más, el árbitro cortó demasiado. Quizás por la importancia del resultado, el juego vistoso de otras tardes quedó en el vestuario. Había que ganar. Así se hizo. Las cartas finales se barajarán en Misiones. La clasificación aún es posible. A los dientes apretados de la noche dominguera quizás haya que sumar el rescate de algunos atributos futbolísticos y, por qué no, que el azar haga también su parte.