Cuando la pasión se disfruta en familia
Desde Las Varillas, los Acevedo realizan cientos de kilómetros al año para competir en cada fecha del campeonato argentino de velocidad de motociclismo. Los hermanos Mateo y Tomás, corren en la categoría 250cc.
La familia Acevedo encontró en el mundo de las motos un espacio de unión. La simple pasión por ver carreras primero, los llevó luego a explorar un mundo nuevo desde adentro. Empezando en el zonal de La Palestina, pasando posteriormente por el Certamen Argentino de Motociclismo (CAM), para terminar en el Superbike Argentino, el certamen más importante de Sudamérica.
Los pequeños Mateo y Tomás acompañados por su papá Mariano y su mamá Pamela, incursionaron en esta nueva experiencia que les sirvió para tener más cosas en común y aprovechar los fines de semana con un pasatiempo que todos disfruten. Claro que no es fácil reunir el presupuesto, pero con esfuerzo todo se vuelca en la familia a esta pasión por la velocidad en dos ruedas.
Mariano, enfermero de profesión, fue el encargado de contar esta gran historia, que demuestra un gran entusiasmo y un sacrificio digno de admirar.
- ¿Cómo llegaron al mundo de las motos de
competición?
- Empezamos como la gran mayoría por esta zona, que es yendo a ver las carreras del CAM, algo que nos gusta mucho y los llevábamos desde muy chicos. Un día mi esposa fue la propulsora de todo, ya que dijo de armar una moto para ver que hacían los chicos. La idea era hacer algo distinto, los domingos nos aburríamos y surgió como un pasatiempo para el fin de semana. Cuando Mateo cumplió 5 años le armamos la moto, fuimos a probar a La Palestina y en ese momento iba y daba una o dos vueltas y nada más, porque tenía miedo. Cuando cumplió 6 años ya se animó y al poco tiempo se largó Tomás, por lo cual ya le armé una moto a él también que tenía 5 años. Ellos empezaron a correr en el zonal de La Palestina, en una categoría estándar y lo hicieron por dos años. Después dimos el salto al CAM, donde compitieron dos años en Minimotos y dos más en la categoría 50cc Escuela.
- ¿Después de eso llegó el paso al asfalto?
- La verdad que el paso a la velocidad se dio por sorpresa, no estaba en nuestros planes. Por cuestiones de costos lo veíamos muy lejos, mi señora y yo somos dos laburadores, vivimos de un sueldo y no tenemos grandes presupuestos. Nosotros lo hacemos porque amamos las motos, esto nos unió aún más como familia y hoy en día se vive para las motos de carrera, nos privamos de muchas cosas. El salto a la velocidad se da gracias a Federico Passarino, con quien charlamos en una fecha del CAM y nos invitó a visitarlo en Chaco. Una vez allá nos hizo probar las motos en el asfalto, estábamos contentos con lo que hicieron los chicos y él me dijo que estaban para dar un nuevo paso deportivo. En ese momento nos pusimos a hacer números. Lamentablemente se dio en ese tiempo el fallecimiento de mi papá por una enfermedad terminal, recibimos una herencia y con ese dinero compramos una moto. La otra moto la compramos después de vender una camioneta y fuimos "crudos" el año pasado a competir en el Argentino.
Para este año, hicimos una sola fecha y después le hablamos a Moscatello que nos recibió en su equipo. El presupuesto sale todo de nosotros, tenemos una ayuda mínima del gobierno de nuestra ciudad y un solo auspiciante que nos da vales de combustible.
- ¿Lo viven como una pasión?
- La idea primordial de mi señora en su momento fue que nos uniéramos haciendo algo que nos guste a todos. A tus hijos si les das una pelota de chicos juegan a la pelota, nosotros decidimos ir por las motos y se quedaron con eso. El primer año en el argentino recorríamos el país hasta con miedo, porque no estábamos acostumbrados a hacer más de 300 kilómetros cuando corrían en el CAM. Acá las distancias son más largas y este año ya lo disfrutamos mucho, conocimos lugares nuevos, tuvimos un viaje a Posadas donde la pasamos excelente, nos acomodamos en el trabajo y por suerte lo pudimos afrontar.
- ¿Qué balance hacen del año deportivo?
- Fue positivo. Este año la mayoría de los autódromos fueron nuevos para nosotros, salvo el de La Rioja y el de Alta Gracia. Por suerte en la temporada Tomás subió al podio en Concordia. Para nosotros fue un año bueno en cuanto a resultados, ya que después de habernos sumado al equipo de Moscatello nos pudimos meter dentro de los diez y terminar el campeonato con Tomás en la séptima posición y Mateo octavo.
- ¿Cuáles son las perspectivas para el
futuro?
- La verdad que hay muy buenas expectativas para lo que se viene. En principio los chicos van a seguir un año más en la divisional 250cc, que les va a servir para hacer experiencia en una categoría que está muy pareja. Después, en 2019 ya veremos cómo está la situación y la posibilidad de pasar a la nueva divisional, que es la GP3, con motos más modernas y de 300cc. Pero por el momento vamos a continuar en 250cc y hay buenas sensaciones de cara al futuro.
- ¿Cómo es la vida cotidiana de ustedes?
- Soy enfermero, trabajo en una clínica de Las Varillas, manejo la ambulancia hace 15 años. Apenas terminé la secundaria tuve la suerte de entrar a la clínica, fui estudiando y capacitándome. Me gusta mucho lo que son los "fierros", toco y desarmo, pero mi trabajo primordial es el tema de la salud. Mi esposa es secretaria en una planta de hormigón, maneja todo lo que se refiere a presupuestos y diferentes detalles que hacen a una empresa. Mateo y Tomás están estudiando los dos en el secundario, por suerte cumpliendo con sus obligaciones en el estudio, que también es importante, ya que pasaron de año sin llevarse materias.