El judo, su vida
Roberto Alesso, 5to. Dan, está celebrando 50 años con un deporte que lo atrapó desde pequeño y al que honra haciendo docencia.
A los 12 años de edad conoció el judo donde comenzó a desandar un camino de formación, mostrándose como responsable y dedicado alumno que supo nutrirse de las enseñanzas de viejos maestros. Tal preparación que un día le permitió siendo muy joven iniciar la etapa de la docencia enarbolando la bandera de un deporte que lo apasiona y en el que lleva incursionando nada menos que medio siglo.
Vasta trayectoria que promete prolongar transmitiendo sus conocimientos y experiencia a sus aprendices del Dojo de Unión Social y en forma paralela al cuerpo de policías de San Francisco, tarea que desempeña desde 2009.
Roberto Alesso, 5to. Dan y a sus 62 años, se mantiene vigente en una disciplina que lleva en su ADN, es que el abuelo se muestra vital, quizás por la sencilla razón de que el judo no es otra cosa que su propia vida.
-¿Qué significó este deporte en tu vida?
-Comencé a practicar judo a los 12 años en San Isidro bajo la dirección técnica del profesor Alberto Neo que venía de Córdoba. Este deporte para mí fue una enseñanza permanente en formarme como un educador, con todas las bases del mismo lineamiento oriental que son las enseñanzas del judo que significa camino, amabilidad y suavidad, y también darle la prioridad de que primero es ser muy buena persona, sana y honesta, luego comienza la parte competitiva y saber que si se gana se realizaron bien las cosas y si se pierde debo ver mi error, corregirlo y nunca caernos.
-¿Hubo algún maestro que te marcó?
-Los maestros que marcaron mi camino en primer momento el profesor Alberto Neo, al cual siempre le decía "porque siempre me daba mayor exigencias a mí" y recuerdo que él me decía, "vos le pones más ganas y esfuerzo y eso te hará llegar muy lejos".
También recuerdo las enseñanzas del Maestro Hitoshi Nishizaka que siempre marcó las bases del judo pero que en primer lugar está la formación de la persona como tal.
Por último el Maestro Julio Llanos que cuando se fundó el Instituto de Judo San Francisco en el año 1983 comenzó a venir a San Francisco desde Córdoba todos los sábados durante 11 años, con tan solo dos ausencias a las clases. Persona de gran conocimiento en la parte competitiva y el cual era muy respetado al nivel provincial y nacional.
-¿A qué edad comenzaste a dar clases?
-Comencé a dictar clases a los 18 años cuando por razones laborales me mudé a la localidad de Porteña en el año 1975 en el colegio religioso y luego pasé al Centro Cultural y Deportivo Porteña donde tuve a fines del año 1976 la grata visita del Maestro Hitoshi Nishishaka, la mayor graduación de esa época 7º Dan, profesor Alberto Neo, y los profesores Medina Frank de Córdoba, Ovidio Garnero de la Rioja y dos alumnos de él que llegaban para recibir sus nuevas graduaciones que serían entregadas por el Maestro Nishishaka ya que estos habían realizados sus exámenes en Buenos Aires, este acto para mí siendo tan joven fue algo inolvidable.
-¿Como entrenador que satisfacciones tuviste?
-Como entrenador mi mayor satisfacción fue cuando mi hijo Martín obtuvo su graduación a 1er. Dan y la práctica de este noble deporte de mi otro hijo Matías y mis nietos Nicolás y Lautaro que por distintas razones no pudieron continuar. También en la parte competitiva haber tenido a distintos alumnos que pudieron viajar a grandes competencias en el exterior como Sergio Manavella, Alfredo Acosta y David Pomiro estos tres viajaron a Miami, Carlos Palacios a Colombia con la selección Argentina, David Depetris a Brasil y Aylen Miranda viajó a Colombia al campeonato Sudamericano. Además junto a Alexis Olivieri estuvimos una semana en el Cenard, tiempo en el que colaboré como entrenador y árbitro ya que se realizaban cada dos días tope clasificatorios.
-¿Y de tu época de alumno tenés buenos recuerdos?
-Como alumno me quedaron muchos recuerdos y anécdotas de entrenamientos y torneos provinciales, interprovinciales y Nacionales y la cantidad de amigos que coseché como maestros y árbitros los que continúan como yo hasta la fecha.
-¿La gente se suma a esta disciplina?
-Sí, hoy continuamos en Unión Social junto a David Depetris con más o menos 25 alumnos entre chicos y grandes, siempre se acerca gente a ver y probar ya que normalmente las primeras clases son gratis para que el niño pruebe si le gusta o no y este deporte no tiene límite de edad.
-¿Hay un objetivo que se persigue?
-Junto a David tratamos de enseñar conductas que sirvan para la vida diaria ya que lo que más nos interesa es formar personas sanas y educadas. En cuanto a la parte competitiva el tiempo lo dirá porque con el esfuerzo, ganas y la práctica los resultados vienen solos.
-Dictas Defensa Personal a la Policía, otra linda experiencia...
-Sí, desde el año 2009 estoy en el grupo de docentes de la escuela de Policía que funciona en San Francisco, ese año el comisario Norberto Vaca y Alejandra Andraus se comunicaron conmigo para saber si podría dictar clases y acepté de inmediato ya que me venía preparando en la Federación Cordobesa y Confederación Argentina de Judo y ya estaba como técnico en Defensa Personal Civil y Policial.
En el 2018 recibí el diploma de Maestro en estas técnicas de la Confederación Argentina de Judo y la materia que dicto a la Policía es T.P.R.I. (Técnica Policial de Reducción Inmediata).
-¿Hasta cuándo vas a seguir dando clases? ¿Se hace difícil largar la docencia?
-Mientras mi cuerpo tenga fuerzas seguiré dando clases ya que esto es un método de vida y siempre tenemos que entender que "cuerpo sano mente sana".
Realmente es muy difícil dejar de dictar clases y con más razón en la Policía donde tratamos de formar personas sanas de mente, honestas y educadas ante la sociedad en la cual vivimos que está cargada de violencia para que cumplan con sus obligaciones siempre basadas en el código penal. Mientras que con los niños es un juego y diversión sacando la parte competitiva.
-¿Estás satisfecho con lo brindado en estos 50 años de enseñanza?
-Realmente estoy muy satisfecho con estos 50 años de práctica y enseñanza ya que me dejaron muchos amigos, como alumnos que hoy te recuerdan lo que uno les enseñó, profesores y maestros a nivel provincial, nacional e internacional con los cuales estamos conectados permanentemente. Un compromiso que tomé con este noble deporte y pude sostenerlo también gracias al apoyo de mi familia, en especial de mi esposa Alicia.