El mariscal Mondino
El sanfrancisqueño, con solo 23 años, es titular y figura en Gimnasia de Mendoza, único equipo invicto y con la valla menos vencida del Torneo Federal A.
"No tendré las cualidades de otros jugadores pero sí muchas ganas de trabajar", dice a la pasada Diego Mondino en un momento de la charla. Y la frase lo pinta tal cual es: un pibe humilde y trabajador, que siempre se esfuerza al máximo para mejorar y los resultados están a la vista. Hoy es titular indiscutido en uno de los equipos más fuertes del Torneo Federal A, Gimnasia de Mendoza, único invicto de la categoría.
Debutó en primera en Sportivo de la mano de Néstor Craviotto y luego emigró para hacerse un lugar en el mundo del fútbol. Pasó por las inferiores de Atlético Rafaela y luego se instaló en Villa Ramallo, donde se consolidó en un Defensores de Belgrano que siempre peleó arriba.
Sus buenas actuaciones llamaron la atención de Gimnasia, equipo que estuvo a un paso de ascender a la B Nacional y que se apuntado por todos como uno de los principales candidatos a hacerlo en este torneo. Conforma junto a Yair Marín una dupla central de la que todos hablan en Mendoza y que es clave para que el "Lobo" sea el equipo con menos goles en contra de la categoría.
Sobre ello, sobre su evolución en el fútbol y sus sueños habló en la siguiente charla:
- Llega el momento de descansar y ¿cuál es el balance de 2017?
Fue un año muy duro. Los últimos 3 o 4 meses fueron durísimos, se jugó muy seguido, entresemana, y tuvimos poco descanso. Eso te desgasta físicamente y también mentalmente. Pero fue muy positivo. En el primer semestre del año, con Defensores de Villa Ramallo hicimos una buena campaña a pesar de que no logramos el objetivo principal (NdR: el equipo cayó en las semifinales por el segundo ascenso ante Mitre, quien luego subiría a la B Nacional), estuvimos muy cerca jugando muy bien al fútbol.
- Luego vino el cambio de club...
Creo que lo necesitaba, porque quería dar un salto a un equipo más grande. Fue una satisfacción llegar a una ciudad como Mendoza, a un club que me trató muy bien. La verdad que eso terminó de redondear un año muy bueno.
- Un cambio rotundo viniendo de una ciudad chica como Villa Ramallo...
Sí, totalmente. Cambia mucho ya con el hecho de llegar a una ciudad grande como Mendoza. Yo estaba acostumbrado a Ramallo que era algo totalmente distinto. Mendoza es una ciudad muy futbolera, hay muchos equipos en Federal B, Godoy Cruz en Primera y la Lepra en B Nacional. Se habla de fútbol todo el día, todos opinan. El club tiene muchos más hinchas y los objetivos son otros. Por ahí el cambio y la adaptación me costaron un poco. Debí acostumbrarme a otro ritmo de vida, a otro club, a otras expectativas. Pero me terminé adaptando y eso se vio reflejado creo en los partidos.
- ¿Cómo fue llegar a un club que viene de jugar la final por el ascenso y que tiene la vara muy alta?
Cuando me llamaron me puse muy contento, pero lo primero que me dijeron fue "acá hay que ascender". La idea es que cada partido que se juega se tiene que estar más cerca del objetivo, que es lo que te piden los dirigentes y los hinchas. Yo necesitaba eso, vivir esa experiencia, creo que es como algo hasta más profesional.