La cuarentena, una posibilidad
Para Mario De Domingo, la confección de la moto Tracker tuvo la grata satisfacción de concretarse en familia. Acá la historia.
La realización de la Tracker tuvo
un factor inimaginable en la previa: la pandemia de coronavirus y la cuarentena
que ello conllevó. De ese parate, surgió algo que resultará inolvidable tanto
para Mario De Domingo como para Cecilia Roggero, su mujer, y Dante, el hijo de
ambos de tan solo 4 años, una unión que, anteriormente, por razones laborales y
de estudio, resultaban poco factibles.
"Arranqué con este trabajo dos semanas antes del inicio de la cuarentena, fue muy difícil. Tuve un parate de un mes y medio, no podía hacer nada porque aparte de que no podíamos movernos, no se conseguía ni un cable siquiera. Cuando empezaron a habilitar los negocios, pude contactarme con los chicos de Córdoba Motos que comenzaron a enviarme los repuestos, y ahí sí empecé con todo".
Y, en ese marco, Mario recibió la compañía de Cecilia, que es fotógrafa y cuyo trabajo fue uno de los tantos que debieron permanecer congelados por la cuarentena, y de Dante, que cambió el jardín por su taller.
"Esta moto tiene muchísima ayuda de Dante. Si bien le acomodo las tuercas, los bulones, las llaves de tubo, yo le pedía algo y él me lo traía. Estuvo todo el tiempo acá, fue bárbaro. Me ayudó incluso a cambiar bujías", contó De Domingo y añadió: "El tiempo que compartimos todos fue bárbaro".
"La compañía de todo el proceso fue hermoso. En términos normales, lo que vivimos era difícil de imaginar. Porque Dante en lugar de estar jugando en el taller hubiese estado en la escuela y porque Ceci hubiese estado con su trabajo. Por eso fue un placer inmenso. En nuestro caso, la cuarentena nos unió muchísimo. Vivimos cosas que eran ajenas por nuestro trabajo", puntualizó.
La Tracker en exposición, en Córdoba Motos. Allí permanecerá por los próximos días, en la sucursal de Av. Urquiza 940.
En tanto, Cecilia expresó: "Si no hubiese sido por la cuarentena, esto no lo hubiésemos podido sentir. Fue por un lado adaptarnos a la realidad que teníamos y decir, Mario está en el taller, acompañémoslo. Dante al no tener jardín y yo al no poder salir a hacer fotos, nos concentrábamos en el taller, tomábamos mates, siempre reunidos en familia. Por un lado era la presión de que yo no podía trabajar, Dante ir a la escuela y Mario no conseguía los repuestos, pero por otro nos unió muchísimo como familia y nos permitió disfrutar de todo este proceso. Yo si bien sabía de todo sobre las otras motos que hizo, ésta la viví muchísimo más porque estuvimos todo el tiempo con él. No fue solamente la gratificación de verla terminada sino de verla terminada en familia".
Además, De Domingo se mostró agradecido a muchas personas que fue conociendo con su oficio y dijo: "Tuve la ayuda de gente muy buena onda, que siempre me ayuda".