Liga Regional: Un cierre de año violento
La locura se roba la mirada de todos y el fútbol sigue manchándose. Violencia al más no poder en una "liga" que parece hacer oídos sordos. El fanatismo, incontrolable, mientras el Tribunal de Penas se queda corto. ¿Hasta cuándo?, hasta que haya que lamentar víctimas.
Es la ley de la selva. Me quejo cuando soy víctima, pero tapo todo cuando soy causante. Sobrevivir a cualquier precio. Varios clubes, jugadores, hinchas o dirigentes, suelen escribir a nuestra redacción cada vez que un acto de violencia entristece a la "Liga" y arruina un partido, eso sí, siempre y cuando sean los afectados, porque de lo contrario, habitualmente todo se enmarca en un "no volverá a suceder", que, en definitiva, siempre termina volviendo a suceder.
Según pudo LA VOZ DE SAN JUSTO analizar, la Liga Regional encara la recta final de uno de los años más violentos en su historia y todos sus componentes son culpables: jugadores violentos, dirigentes que hacen poco por solucionar los problemas; y un Tribunal de Penas que está lejos, muy lejos de intentar calmar las aguas y apelar a sanciones ejemplificadoras.
¿Si a un jugador que golpea a un árbitro, el reglamento enmarca de 1 a 50 años, por ejemplo, porque nunca se le da 50 y generalmente 1, la menor de las sanciones? No es un capricho de esta redacción, todo lo contrario, un castigo bien aplicado, es la principal arma de concientización, en especial para una sociedad que últimamente ha perdido valores y que ante cualquier disconformidad recurre a actos violentos.
A partir de las causas en que ha actuado el Tribunal de Disciplina de La Liga Regional de Futbol San Francisco, a esta crónica le parece oportuno acercar algunas reflexiones que no se entienden y que pueden orientarnos en cuanto a tomar los recaudos formales y administrativo-legales que permitan el adecuado ejercicio profesional, en especial de los árbitros, absolutamente desamparados, pero además, por el bien de los clubes y sus futuros.
En este 2018, se han observado muchas anomalías, accidentes e incidentes donde han estado en juego la integridad física de personas como, por ejemplo, árbitros, simpatizantes, fuerza pública, dirigentes y otros trabajadores implicados, porque a la hora de evocar "violencia", nadie se salva.
Ejemplifiquemos: intentos de sobornos que parecen estar a la orden del día. "Quiero a este juez y no al otro", "que venga de tal ciudad y no de la otra" o quizás otros pedidos. De hecho, en Arroyito, abogados comenzaron a actuar por supuestos audios donde se menciona que dos jueces de líneas podrían haber sido sobornados. Ganar, a cualquier precio.
En un duelo de Altos de Chipión, contra Sportivo Belgrano, un jugador agredió a un árbitro tras una disconformidad del accionar del mismo. Tras empujarlo y provocar que el profesional se caiga al piso, le pegó dos patadas. Suspendieron el partido de reserva y cancelaron el partido de primera. El Tribual ha citado a declarar al jugador, pero aún no se conoce la sanción, que por como se vienen dando las cosas, casi con seguridad pasará desapercibida, porque por suerte para todos, el árbitro ya camina y respira.
En otro cotejo entre Altos de Chipión y El Arañado, un jugador empuja al árbitro por sacarle una tarjeta amarilla. El juez saca la tarjeta roja. El jugador insiste con la violencia. Cuando lograron sacarlo de la cancha, agarra una piedra y se la arroja al cuarto árbitro sin lograr alcanzarlo con la misma. El momento quedó registrado en un video cargado por el Club Social de Altos de Chipión donde se puede observar claramente lo ocurrido. Como no hubo rotura de cráneo, ni derramamiento de sangre, el jugador se llevó una "maravillosa" sanción de dos fechas.
En Suardi, un platillo voló por el cielo y golpeó a un juez que debió ser hospitalizado. El árbitro se recuperó, por suerte y el club, debió pagar una multa del valor de 50 entradas por dos fechas... ¿Y la prevención? ¿Y la concientización? La sanción fue hasta casi graciosa, en un acto que podría haber tenido un final absolutamente distinto.
Jugadores violentos, violencia dentro y fuera de la cancha, actos impuros, y que siga el baile, mientras no me afecte, los ojos miran para otro lado y así, podríamos ocupar páginas y páginas enumerando hechos violentos y sanciones mediocres. Piñas van y piñas vienen diría la canción... ¿Hasta cuándo?
Si bien todos los que componen la cadena de desarrollo de la liga son absolutamente culpables desde el lugar que ocupan, la ausencia de castigos notorios, no hacen más que acreditar el flojo accionar del Tribunal de Penas y destapar una pregunta lógica: ¿Ellos están a la altura de las circunstancias?, pero, además, ningún referente dirigencial de la "liga" se pone el "poncho" y apela al racionalismo y a un criterio lógico de castigo, ya que siempre que se sancione severamente a alguien, se marca un antes y un después, que al menos buscará concientizar a aquellos que tengan la potestad de pensar y reflexionar sobre los accionares violentos. La violencia es violencia y por más que existan criterios de interpretación sobre los informes arbitrales, la violencia siempre debe ser erradicada y sancionada, para ellos existe la mejor de las herramientas donde todas las dudas serán evacuadas: el reglamento de trasgresiones y penas, que solo debe ser aplicado a raja tabla.
¿Podrá la Liga hacer los deberes para tener un 2019 en paz? Seguramente esta crónica no gustará a los afectados y tal vez tengamos lectores ofendidos a esta altura del texto. No importa. El fútbol debe ser una fiesta y su desarrollo enmarcado dentro de un espectáculo digno de ver, donde tratándose de un juego, nadie corra riesgo de perder la vida. Quien no lo vea así, estará tirando la basura debajo de la alfombra.
El prestigio de la Liga Regional estará siempre por sobre ese puñado de inadaptados que hoy están pero que nunca buscarán dejar una huella saludable. A cambiar.