Se le reveló a la medicina
El sanfrancisqueño Mario Chiappero recibió un trasplante de riñón en 2014 y lo médicos le aconsejaban alejarse de la exigencia física. Su elección no fue el sedentarismo y se lanzó a la "carrera de la vida": En seis años, entrenamientos, maratones, triatlones y los ¡50K del Champaquí!!. ¿La donante? Su hermana. Imperdible historia que desborda de amor y ganas de vivir.
Por Luciano Olivero / LVSJ
El acto de amor más puro que pueda existir entre hermanos,
le dio vida a esta historia de superación, de un sanfrancisqueño, que eligió
desafiar a la medicina y aferrarse al deporte en busca de su bienestar, ante la
adversidad.
Mario Chiappero jugaba fútbol. Tenía solo 12 años allá por 1993, cuando le descubrieron una Insuficiencia Renal Crónica. Tan pequeño y obligado a sumergirse en el mundo de las diálisis. No aceptó el camino que la medicina le indicaba y eligió esperar. Basó su vida en una estricta dieta, con muchos cuidados, alimentos en bajas proteínas y a "remarla" para evitar el tratamiento. Lo consiguió, increíblemente lo consiguió casi por el lapso de 20 años, hasta que su riñón dijo basta. Ya no había tiempo para las diálisis, ya no había tiempo para pensar, ni esperar.
Fue allí entonces, cuando la fuerza del amor, logró vencer todos los problemas. Florencia, la hermana de Mario, se anotó como donante y en 2014, el trasplante se hizo realidad. Fue un 27 de mayo, imposible olvidarlo.
A aquél Mario trasplantado, le recomendaron no coquetear con la exigencia física. Lejos de caer en el sedentarismo, Chiappero vio con buenos ojos transformarse en atleta y desafiar a la medicina. A seis años de aquella cirugía, la realidad supera a la imaginación: ¡69 carreras concluidas!... maratones, triatlones, y desafíos en la montaña. El fiel de reflejo de que con ganas y amor, todo se puede.
-A tus 39 años, miras el pasado desde arriba de las montañas...
-Quién lo hubiese dicho,
trato de no mirar tanto para atrás, es inevitable, sigo con controles y
debo cuidarme día a día, pero a esta realidad, no la imaginé, supera todo lo
que pensé que podía lograr.
-¿Qué pasó por tu cabeza cuando de muy pequeño, recibiste la
noticia dela enfermedad?
-Era muy chico y jugaba al baby en ese momento. Yo les decía
a todos que el próximo sábado jugaba. Pensé que era algo momentáneo, luego el
tiempo me daría la respuesta de que no. La noticia me sorprendió porque no estaba
en mí cabeza eso, pero lo tomé con mucha tranquilidad, naturalidad. Estaba bien,
yo me veía bien.
-Pudiste pelearle mano a mano mucho tiempo...
-Fueron casi 20 años, me mantuve en base a una dieta,
controles, consumía todo en bajas proteínas, la fui llevando, logré evitar la
diálisis, mantuve el cuidado, pero sabía que algún día la orden de trasplante
llegaría.
-¿Y cuando llegó, como lo tomaste?
-Cuando no había más forma de mantener la dieta me dijeron
que tenía que hacer un trasplante, tenía ahí si que evitar la diálisis, porque
la diálisis son una ayuda, pero te termina perjudicando el cuerpo. Entendía que
el trasplante era la mejor solución. No me convencía mucho que fuera mí
hermana, por temor a que le pasara algo, aunque era una decisión de ella, yo
nunca quise influenciar, pero eternamente siempre se lo voy a agradecer.
-¿Qué significó este acto de amor para vos?
-Fue un acto de amor único y desinteresado. Toda la vida le
voy a estar agradecido. No me sorprendió porque al ser la mayor, como que tomó
su rol de cuidar al más chico, es sin dudas muy emocionante pensarlo aún hoy.
¿Cuándo fue el trasplante?
El 27 de mayo de 2014, sabes cuando me voy a olvidar, un
antes y un después en mí vida.
-¿Qué se vino después?
-Se vino la recuperación, los primeros tres meses no me
dejaron hacer nada, no solo por la cirugía, sino por la inmunosupresión, además
de haber tenido un rechazo al mes del trasplante. Solo podía salir a caminar.
-¿Te alejaron del deporte?
-De la exigencia física. Estaba repleto de cuidados, pero
sentía que podía, un día, cuando hacía como seis meses, elegí salir a trotar
para ver como me sentía y para bajar la
hinchazón por el tratamiento por el rechazo. Desde ese día, nunca más deje de
correr.
-Adiós al fútbol, bienvenido el mundo del running...
-No podía correr riesgo de golpe, tenía que hacer algo,
caminar, correr, esas cosas me fueron seduciendo, fui encontrando libertad, la
libertad de correr en contacto con la naturaleza, poder conocer o correr, en
lugares impensado de Argentina, mucha solidaridad de todos, en especial en las
carreras de aventura. Hoy ya es mí cable a tierra, un lindo ambiente.
¿Qué dicen los controles cuando te los haces hoy?
-Excelente. Los valores nunca han variado a pesar de que con
los años las carreras y los entrenamientos se fueron incrementando, escucha está,
llevo hechas 69 carreras desde abril del 2015.
-El que no te conoce, no creería estos logros...
-Muchos no lo creen, hice 5 maratones, muchas media
maratones, dos Ultra Maratones, 60K en montaña en Mendoza, los 50K del Champaquí,
todas carreras de aventura, triatlones, increíble, lo que estoy viviendo es
increíble e impensado.
-¿Te quedan objetivos deportivos por cumplir?
-Quiero escalar el Lanín, hacer más carreras de montaña, todo
desafío que aparezca lo quiero hacer, el trasplante me cambió la vida y quiero
aprovecharlo para poder hacer los que más pueda, disfrutar la vida.
-Tu familia no te dice ...¿estás loco?
-(risas)... Están muy orgullosos, aunque me piden que me
cuide, siempre lo digo, si nunca variaron los valores desde el trasplante, es
porque esta actividad que hago me favorece. Obvio que tomo la medicación y me
cuido, no solo por el deporte, sino también para proteger el riñón.
-Me imagino que desbordas de agradecimientos durante todos
estos años...
- Siempre a mí hermana, porque nada de todo esto que estoy
viviendo hubiera sido posible sin su decisión repleta de amor, agradecerle a
Andrea, mí compañera de viaje en estás locas aventuras, la que me acompaña, me
apoya, me alienta y motiva a qué vaya
por más logros. A Valentino que me da su fortaleza de que siempre se puede ir
por más, a mis padres, a mis compañeros de entrenamiento y del trabajo, que
siempre están pendientes de cual es mí próximo desafío y siempre a los doctores
Gustavo Díaz Cornejo y Hugo Gómez.