Sportivo de los milagros
Perdía 2 a 0 y en 15', con 4 goles, dio vuelta un partido increíble para clasificar a los octavos de final por el segundo ascenso a la B Nacional. Gaviglio, Rodríguez, Catube y Dalla Costa marcaron los goles de la increíble remontada.
¿Quién daba un peso por Sportivo a la media hora del segundo tiempo? ¿Quién se hubiese atrevido a vaticinar que podía darse vuelta de esa forma un partido que estaba perdido? ¿Quién, después del terremoto de los últimos 15' ha conseguido desacelerar su ritmo cardíaco? ¿Quién se quedó con voz luego de gritar cuatro goles como hace mucho no se lo hacía? ¿Quién olvidará el increíble regalo de Piris a Catube en el tercer gol, o el cabezazo anterior de Rodríguez, o la corrida final de Dalla Costa? Desde junio de 2013 cuando Sportivo ascendía al Nacional B que no se vivía algo parecido en el Boero.
Sportivo Belgrano fue protagonista de un verdadero milagro. La eliminatoria estaba sentenciada a los 30' del complemento. Atlético Paraná ganaba -muy bien- por 2 a 0. El "verde" estaba nocaut. Pero lo impensado encontró su dinámica y ocurrió un fenómeno futbolístico que pocas veces se presenció. Fue un cuarto de hora final dramático, conmovedor, emocionante. Cuatro goles que revirtieron una derrota casi consumada. Que trastocaron las caras de preocupación y los reproches presentes a lo largo de una hora de juego en una algarabía que hizo recordar aquella tarde frente a Santamarina de Tandil.
Muy cuesta arriba se le hizo a Sportivo el trámite del primer tiempo. No sólo porque se fue al vestuario en desventaja, sino fundamentalmente porque no tuvo juego, se mostró impreciso con la pelota y fue superado en el medio juego por Atlético Paraná.
Desde el comienzo quedó en evidencia que iba a ser una noche complicada. Trámite trabado, deslucido, muy cortado por infracciones menores. Los dos mordiendo en cada pelota. Pero con una diferencia: los entrerrianos encontraron una sociedad futbolística que, con el correr de los minutos, empezó a hacer diferencias. El talento y la ubicuidad de Mansilla encontraron en Ekkert a un partenaire de excepción. Fueron estos dos volantes "rojiblancos" los que generaron todas las aproximaciones al marco de Cosentino. No pudieron muchas veces hallar en posición a sus atacantes. Sin embargo, sobre los 33' un preciso envío del morocho que llevó la camiseta 7 de la visita, encontró la cabeza del goleador Ledesma. La pelota en la red fue el corolario de una estupenda jugada.
Si hasta la media hora lo de Sportivo había pasado solo por las corridas de Capellino por la derecha (en un centro encontró a Catube que desvió la pelota hacia el lugar donde estaba el arquero). Además, un frentazo del de Humberto Primo fue desbaratado en gran forma por Correa. Fueron las únicas llegadas de un Sportivo que mostró empuje sin claridad, abusó del pelotazo y buscó infructuosamente alguna cabeza pensante que aportase algo de luz en un panorama que se fue oscureciendo con el paso de los minutos.
De la decepción al estallido
No hubo mejoras sustanciales tras la reanudación. Sportivo siguió siendo un equipo sin ideas que solo ponía empeño. La visita se plantó otra vez mejor y prosiguió manejando -vía Mansilla y Ekkert- las acciones. El "verde" no hallaba el camión. Los cambios ultraofensivos no parecían dar respuestas. Los espacios eran cada vez más grandes y Atlético Paraná podía finiquitar el pleito si se lo proponía.
Casi media hora había transcurrido y nada había cambiado. Los entrerrianos eran superiores y Sportivo pura impotencia. Para peor, Chaves desvió con la mano un remate al gol de Ledesma. Claro penal que Noir canjeó por gol pese a que Cosentino estuvo cerca de atajarlo. Estaba prácticamente todo dicho.
Pero a Gaviglio lo tomó Albornoz en el área y no lo dejó dar vuelta. Penal. El sanfrancisqueño descontó con un disparo suave a la izquierda. El arquero fue para el otro costado. Y allí se desató el nudo gordiano. De manera tajante, terminante. Sportivo fue en busca de la igualdad con ahínco y fervor. Dejó todos los espacios para la contra paranaense. No importaba. Era empatar o morir. Francia corrió 40 metros para cortar una jugada de gol neta de la visita y salió jugando. Fue otro de los signos del milagro. Todavía había esperanza. El 10, segundos más tarde, lanzó un centro al segundo palo. Rodríguez puso la cabeza y empató.
La tempestad "verde" arreció en ese momento. Algunos pedían calma. Otros, la mayoría, siguieron empujando. Osurak se perdió un gol increíble al estrellar su disparo en el palo. En la jugada siguiente, Piris quiere bajar la pelota de cabeza para su arquero y se la regaló a Catube. El juvenil fusiló a Correa y el Boero vivía una apoteosis. Habían pasado solo 10 minutos.
Cosentino sacó al córner un cabezazo a colocar de Schetina. Y tras cartón Dalla Costa encaró por la izquierda, llegó al fondo, tiró al arco, la pelota rebotó en un defensor y se metió lentamente. Proeza realizada.
"Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro. La frase se atribuye a Albert Einstein. Después de lo vivido anoche en el Boero y aun cuando las pulsaciones recobren su ritmo normal, ¿habrá quien se atreva a afirmar que no existen?