Un líder sabe a lo que juega
Lluvia, viento y buen juego futbolero no suelen formar parte de una misma oración, mucho menos en categorías de ascenso. Pero así fue (por momentos) en la tarde-noche de aguacero en Alberione, de ráfagas intensas y paraguas que se doblaban destripados hacia arriba. Caían hasta rayos detrás de la tribuna Centenario del Oscar C. Boero, pero también se veía el arco iris, y una franja de claridad prometía una tregua ante la fría lluvia de noviembre que rememoraba baladas de rock.
De un lado, Central Córdoba, el líder de la Zona 3 del Federal A, del otro, SportivoBelgrano, el dueño de casa y uno de los escoltas. También, el "Verde" era uno de los únicos dos equipos que habían podido doblegar a los santiagueños en lo que va del certamen.
La pelota picó, la cancha respondió bien y por suerte se pudo jugar. De por sí, un enfrentamiento entre dos equipos protagonistas del Federal A conllevaba un atractivo especial. Siempre el choque entre conjuntos con aspiraciones invita a disfrutar del duelo de estilos y del ajedrez de movimientos dentro de la cancha.
Arrancó mejor el dueño de casa, empujado por el deseo de subirse a la punta zonal y por los hinchas que se apiñaban en montones, para que el calor durara un poco más en las tribunas. Pero la visita no resignó la pelota y pudo imponer su juego en distintos pasajes, sobre todo en el segundo tiempo, incluso con las chances más claras de abrir el marcador.
Lo más interesante del empate en cero final, pese a que la falta de goles siempre deja un sabor amargo,fue el cuidado con el que en general ambos conjuntos intentaron tratar a la redonda. Tanto Sportivo como Central demostraron que no por casualidad ocupan las posiciones que muestra la tabla. Juego por abajo, toques de primera, triangulaciones, desmarques y desbordes se vieron por igual en los dos campos. De hecho, los momentos en que el local peor la pasó, fueron cuando se olvidó de jugar y abundó en pelotazos.
Y si hay algo que los amantes del buen fútbol defienden a rajatabla, es justamente esa calidad de juego como el único (o el más viable) modo de conseguir resultados. En el milenio en que los apellidos de Bielsa y luego Guardiola (entre muchos otros "alumnos" de esta escuela que antes supo tener como referentes a Menotti o Cruyff) se han impuesto en los diccionarios futboleros como sinónimos de trabajo y juego vistoso, la búsqueda de protagonismo en el manejo de la pelota es una de las autopistas más directas hacia esos resultados. El "cuchillo entre los dientes", la pierna fuerte y el pelotazo son seguramente oportunos en determinados momentos de un partido, pero inviables como único fundamento de juego.
Más allá del empate de ayer y de que no fue la más lucida de todas sus presentaciones (en ello mucho tuvo que ver el rival de turno), lo cierto es que la "Verde" no ha llegado a ser animador del presente Federal A por casualidad. Un líder, o quien aspira a serlo, debe saber a lo que juega.
El director técnico Ariel Giaccone ha sabido desarrollar un estilo que tuvo sus primeras muestras ya durante su llegada en el torneo pasado,sacando a un equipo pálido de la zona roja y estando a punto de meterlo en la pelea por cosas importantes. En el presente certamen no ha hecho más que afianzar esta idea, con un esquema que ya desde su tridente ofensivo suena a utopía, y que muestra así a un centrodelantero (Gaviglio o Aróstegui), dos wines que vuelven loca a cualquier defensa (sean Capellino, Triverio o Muller), bajo la batuta de Francia(la pelota siempre al diez) y sociedades que por momentos suenan a "tikitiki", sin olvidar la solidez defensiva.
Que el titular al término del torneo sea el que esperan todos los hinchas dependerá de muchos factores, pero de cualquier modo se invita desde este espacio a todos los futboleros a que no dejen de acercarse al Boero a disfrutar del juego de Sportivo, un juego que, se sabe, no suele abundar en categorías de ascenso y que ya está siendo objeto de satisfacciones. Un juego que, truene, llueva, caigan rayos y sople el viento, igual al fondo siempre guarda un poco de claridad y, a veces, hasta un pedazo de arco iris.