"Vinimos a proponer un cambio cultural"
Florencia Bonsegundo fue agasajada en la Municipalidad de Morteros tras su consagratoria actuación del Mundial Femenino de Francia. Dijo que el mayor logro de la selección es comenzar a modificar la mentalidad machista del fútbol y la sociedad argentina.
POR GABRIEL MOYANO.-
MORTEROS.- La piba viene de llegar a lo que cualquier niño o niña que corre detrás de una pelota sueña desde sus primeros pasos: un Mundial. Y no pasó desapercibida, puesto que marcó dos goles para que la selección argentina logre lo que ninguna otra alcanzó en la máxima competencia, remontar un 0-3. Florencia Bonsegundo viene de tocar el cielo con las manos y rozarse con la elite del fútbol femenino internacional, pero de lo que menos habló fue de fútbol. Consciente de los tiempos que se viven y lo que provocó junto a sus compañeras propone además de hablar del deporte, incentivar un cambio cultural, más inclusivo y justo con las chicas a las que también les encanta patear la redonda o incursionar en cualquier deporte que la mentalidad argentina hoy reserva casi exclusivamente a los hombres.
Flor fue agasajada en la Municipalidad de Morteros por el intendente José Bría y brindó una conferencia de prensa donde se mostró emocionada por la repercusión que la albiceleste generó en su participación en el Mundial de Francia, donde a pesar de la hazaña contra Escocia, se quedó afuera de los octavos de final por muy poco.
Con la sencillez de quien todavía no se acostumbra a los reflectores y las cámaras y la sensibilidad femenina que siempre busca el lado más íntimo de las cosas, la futbolista que muy pronto jugará en el Valencia de España dejó frases que todavía retumban en los pasillos de la "muni" morterense.
"Somos conscientes del cambio que propusimos, que después de lo que logramos en Francia el fútbol femenino va a ser visto de otra manera, que a nivel clubes y asociación vamos a ser tratadas de un modo diferente", aseguró en el inicio de un ida y vuelta muy jugoso con los periodistas.
Luego acotó: "En lo personal no me esperaba todo lo que estoy viviendo. Mi plan era venir a descansar con mis amigos y mi familia, pero a esto no me lo esperaba en absoluto. Pero me pone muy feliz y yo siempre voy a seguir siendo como soy, le voy a abrir la puerta de mi casa a cada uno que me golpee la puerta porque siempre lo hice y no voy a cambiarlo ahora".
Estar hoy en boca de todo el mundo no la hace olvidarse de sus orígenes y eso lo dejó en claro cuando expresó: "Nunca me olvido de dónde vengo, de dónde salí. Me he formado en canchas de tierra, a veces mi mamá no tenía para comprarme botines y yo igual jugaba, en zapatillas o descalza. No voy a olvidarme que merendaba en el club, de la chocolatada de Colombo. No voy a olvidarme que jugué en Tiro y en 9 y guardo buenos recuerdos de ambos".
"Siempre tuve perseverancia, esas ganas de seguir y nunca bajar los brazos a pesar de todas las barreras, la discriminación que sufrí desde chica y todo lo que tuve que atravesar", agregó.
A la hora de hablar de las barreras que encontró desde pequeña, recordó: "La mayor discriminación la sufrí de parte de los padres de los chicos contra los que jugaba. Muchas veces les gritaban '¡cómo te va a pasar una nena! o ¿qué hace esta nena jugando ahí?'. O a veces a la hora de recibir un premio no me nombraban por mi nombre: me decían Florencio".
"También lo viví con mi hermano: él es patinador y yo futbolista. Quizás él lo sufrió mucho más que yo. Somos ejemplos de perseverancia y de nunca bajar los brazos", añadió.
Hacerse escuchar sin gritar
Florencia recalcó que el ciclo que la selección femenina inició hace algunos años y que se coronó con una actuación histórica en Francia no se acota solo a lo futbolístico. "Desde la Copa América para acá dimos lo mejor de nosotras para dar el puntapié hacia el cambio que proponemos. El festejo que hacíamos de llevarnos la mano a la oreja tenía que ver con eso: con hacernos escuchar sin hablar. Y lo logramos, jugando y poniendo lo que había que poner", explicó.
El momento más fuerte que le tocó vivir fue el del penal -que debió patear dos veces- que le dio a la Argentina el empate ante Escocia que en ese momento la dejaba con chances de clasificación. Recordando ese instante recordó que "estaba nublada, tenía muchos nervios. Por suerte tuve la revancha y ahí fue clave el apoyo de mis compañeras, que me dijeron que lo tenía que patear yo, que confiaban en mí. Ahí me sentí mucho más relajada y por suerte lo metí. Fue una sensación única".
Otro día feliz para ella y sus compañeras fue cuando recibieron la visita de Lionel Messi en el predio de la AFA, antes de viajar hacia Francia: "Estaba más nerviosa que en el penal. La capitanda del equipo habló y le cedió la palabra, él nos dijo que nos siguió en los partidos del repechaje, que estaba contento por nosotras, así que para nosotros es un orgullo que el mejor del mundo nos haya apoyado así", recordó.
Esa visita fue parte de un reconocimiento que ellas mismas se ganaron y en ese sentido destacó la predisposición del presidente del fútbol argentino y de quienes trabajan con él: "Junto a Tapia en la AFA hay mucha gente que sabe, que trabaja bien. Supieron escucharnos y hoy pasan cosas increíbles como que hagamos publicidades, algo que hace muy poco era impensado. Hasta hace nada teníamos prohibido pisar el predio de Ezeiza".
El cambio debe ser cultural
"Siempre recalco que nosotras no solo buscamos un cambio deportivo sino también cultural. Estamos a años de cobrar el mismo sueldo que un hombre, pero nosotras sentimos que era el momento de proponer este cambio, porque hoy en la Argentina está cambiando la cabeza no solo de los hombres sino también de las mujeres. Antes las mismas mujeres veían una nena jugando y se escandalizaban, así que no es solo un cambio en la mentalidad de los hombres lo que buscamos sino también en lo cultural como país", expresó con tono suave pero voz firme.
A la hora de habar de sus pilares expresó: "Mi primera formación me la dio mi familia, desde el apoyo. Mi hermano fue mi motor. La gente del barrio, los amigos, los Villagra, todos iniciaron todo esto conmigo".
También recordó cuando se fue a jugar a Buenos Aires para buscar una competencia que en el interior no podía encontrar: "FUe muy duro porque me fui con 17 años. Mi papá me acompañó los primeros viajes pero después el bolsillo no daba más, así que yo me bajaba en Retiro y me tomaba el subte para ir a entrenar. Hubo momentos en los que no quería seguir y fue mi familia la que me empujó a que no bajara los brazos".
Animarse a soñar
Cuando le pidieron un mensaje para los niños y niñas que hoy la consideran una ídola, dejó palabras emotivas. "Que se animen a soñar, a hacer lo que realmente les gusta. Que no se resignen, que esto no depende del género: es simplemente fútbol, o simplementes, basquet, patín o el deporte que sea", expresó.
Ante la pregunta de por qué cuesta aceptar que una niña elija jugar al fútbol respondió que "pasa en Argentina nomás. Yo hace un año que estoy en Europa y allá es tan común... muchas veces son más vistos los partidos de las mujeres que los varones que pasan por la tele, se llenan los estadios. Acá cuesta mucho. Es la mentalidad, es nuestra cultura, estamos a años de que esto cambie pero nosotras lo iniciamos".
Para despedirse dejó una reflexión para destacar: "Yo siempre quise una pelota y nunca quise una muñeca. Y eso no me hacía ser menos mujer. Siemplemente quería jugar al fútbol y lo voy a seguir haciendo hasta que el cuerpo y la edad me lo permitan".